Contar con el equipo de protección respiratoria adecuado resulta imprescindible para evitar que los trabajadores se expongan a los contaminantes ambientales. Estos equipos de protección reducen la concentración de estos contaminantes en la zona de inhalación, consiguiendo que alcancen niveles por debajo de los límites de exposición recomendables.
Uno de los casos en los que se produce una mayor exposición del sistema respiratorio a contaminantes es el de aquellos trabajadores dedicados a la soldadura. Y es que, la exposición al humo y residuos de la soldadura sin la protección adecuada implica unos riesgos que pueden traer graves consecuencias para la salud del usuario.
Riesgos que supone la exposición al humo de soldadura
A nivel general podemos decir que el humo de la soldadura contiene contaminantes que resultan perjudiciales para las vías respiratorias y el sistema nervioso, llegando a producir todo tipo de enfermedades, algunas tan graves como el cáncer. Unos daños graves que pueden no aparecer en el primer momento, sino manifestarse tras años de exposición a este riesgo.
Un claro ejemplo de este riesgo al que se exponen estos soldadores es que tienen un 40% más de probabilidades de desarrollar un cáncer de pulmón que un fumador. Otro ejemplo es el de aquellos que se exponen a soldadura con arco sin la protección adecuada. Estos profesionales pueden inhalar hasta medio gramo de partículas tóxicas a lo largo de 8 horas de trabajo. Por este motivo el uso de equipos de protección individual resulta esencial.
Contaminantes y enfermedades
Las enfermedades derivadas de esta exposición dependen directamente de los contaminantes que se generen durante el ejercicio de la soldadura. Dichos contaminantes pueden generarse en distintos momentos y partes del proceso de soldadura:
- Inhalación de humos metálicos que provienen del metal de base y de los electrodos: Pueden ser óxidos de hierro, cromo, níquel, cobalto, titanio, tungsteno, vanadio…
- Inhalación de los humos metálicos que provienen del recubrimiento de las piezas: En este caso el peligro reside en los óxidos de hierro, zinc, plomo y cromo.
- Inhalación de vapores y gases que provienen de la transformación térmica en el proceso de soldadura: Los principales contaminantes que se generan en este caso son ozono, monóxido de carbono, dióxido de carbono, óxidos de nitrógeno y productos de descomposición como fluoruros y aldehídos.
La mayoría de los humos metálicos procede metales como el cadmio, níquel, berilio, cromo, aluminio, zinc, plomo, cobalto, cobre o manganeso. La intoxicación producida por su inhalación puede llevar a las siguientes enfermedades:
- Úlceras
- Rinitis
- Insuficiencia hepática
- Fiebre de los metales
- Neumonitis química
- Náuseas
- Vómitos
- Diarrea
- Coagulopatía
- Fibrosis pulmonar
- Granulomas
- Conjuntivitis
- Dermatitis
- Perforación del tabique nasal
- Insuficiencia renal
- Alteraciones digestivas
- Alteraciones del carácter y la memoria
- Hipertensión arterial
- Convulsiones
- Cáncer
Un amplio catálogo de posibles enfermedades que pueden prevenirse utilizando los equipos de protección respiratoria adecuados a las tareas que se llevan a cabo.
Modificar el entorno para minimizar riesgos
Si bien es cierto que los equipos de protección individual son fundamentales para evitar los riesgos que pueden sufrir los trabajadores dedicados a la soldadura, el entorno de trabajo juega un papel muy importante. Por este motivo una buena prevención también necesita tener en cuenta sus características.
Los equipos de extracción localizada de humo pueden ser grandes aliados de los soldadores. Para realizar un uso correcto de ellos lo más importante es que los soldadores cuenten con la formación adecuada que les permita optimizar su manejo para reducir exponencialmente los riesgos y evitar que los residuos lleguen al sistema respiratorio.
Otra forma de modificar las condiciones de trabajo para minimizar la exposición puede ser restringir el trabajo en espacios cerrados, permitir que el soldador esté en una posición que evite que el trabajador respire directamente los humos…Restringir lo más posible el trabajo en espacio cerrados y confinados.
También es posible diseñar el trabajo de manera que haya que liberar menos humo de soldadura. Se puede optar por soluciones como las técnicas de unión en frío o usar material de calibre más fino para minimizar la cantidad de emisión de humo.
Por otra parte, existen diferentes técnicas de soldadura entre las que se puede elegir aquellas que generen menos humo. Por ejemplo, las que menos humo producen son la soldadura TIG con hilo caliente, aunque genera ozono y óxido nitroso, o la soldadura por haces electrónicos. Otro gran ejemplo es la soldadura por resistencia. Por el contrario, las soldaduras MIG y MAG suelen producir gran cantidad de humo
Por último, una de las opciones más eficientes es hacer un uso optimizado del gas de protección. Este gas que permite a los soldadores realizar las soldaduras más deprisa permite producir acabados de mejor calidad y reducir los humos que se producen durante el proceso de soldadura al mismo tiempo.
Cómo encontrar la protección respiratoria más adecuada
Hasta hace poco el riesgo por humo de soldadura estaba catalogado como riesgo 2B, posible cancerígeno. Sin embargo, recientemente ha pasado a considerarse un riesgo de categoría 1 o cancerígeno confirmado. Por este motivo no es de extrañar que se considere tan imprescindible la protección respiratoria para la soldadura.
Por lo general, la solución más recomendada sería el uso de equipos de protección individual, concretamente mascarillas FFP2, FFP3 o equipos motorizados de presión positiva con filtros de carbón activado que permitan eliminar contaminantes tan tóxicos como el ozono. Una protección que no solo se debe centrar en el soldador, sino también extenderse a todos los que se encuentran en el mismo lugar.
Sin embargo, y aunque una mascarilla FFP2 con filtro de carbón activado sería suficiente para aquellos que se encuentren en un entorno en el que se está llevando a cabo la soldadura, para los encargados de realizarla la protección mínima recomendable sería una mascarilla FFP3.
Una de las grandes ventajas para los trabajadores de las mascarillas FFP3 con filtro de carbón activo es que se encargan de eliminar los olores de los gases que se producen durante el proceso de soldadura, como es el caso del ozono.
Certificaciones y normativa
Estas mascarillas FFP3 con filtro de carbón activo deben contar con la certificación de la norma europea EN149, ya que es la que garantiza que neutraliza los olores y los gases del proceso de soldadura. También es esencial que estén fabricadas de acuerdo a la norma EN143, que es la encargada de certificar frente a qué partículas protege. Por último, una norma esencial a tener en cuenta en este tipo de mascarillas es la EN140, que regula las medias máscaras reutilizables.
Otra opción es recurrir a equipos aún más eficientes como los equipos motorizados que pueden integrarse en las pantallas de soldadura y permiten proporcionar aire limpio al soldador dentro de la careta. Una protección que incluso resulta eficaz frente al humo residual tras el proceso de soldadura
Sin duda son muy numerosas opciones para la protección respiratoria frente a la inhalación de humo de soldadura que pueden aplicarse, tan solo es necesario encontrar la que mejor se adapte al usuario, lugar y situación.
Reducir riesgos de forma eficiente
En Lyreco ponemos a tu disposición nuestra amplia experiencia en equipos de protección individual para ayudarte a encontrar la mascarilla más adecuada para llevar a cabo labores de soldadura sin riesgos.
Si necesitas cualquier tipo de consejo o recomendación, contacta sin compromiso con los profesionales expertos de Lyreco. Queremos ayudarte a elegir el mejor modelo de protección respiratoria para tu trabajo.
Sergio Rodríguez
Optimista, curioso y con amplia experiencia en ventas, encontré mi sitio en el sector de la seguridad laboral donde aporto soluciones a multitud de clientes de sectores distintos. Actitud + aptitud = éxito
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